Arte en Ruinas es el proyecto de José Luis Díaz, en el que va recorriendo toda Extremadura para descubrirnos piezas de nuestro patrimonio regional poco conocidas y que la mayor parte de las veces, como el propio nombre indica, se encuentran en un deteriorado estado de conservación.
Desde Iberdoex su trabajo y esfuerzo nos ha llamado mucho la antención, ya que hace una gran labor divulgativa y de recuperación de patrimonio, ya que cada sitio que nos descubre, cataloga, fotografía y explica, ya sea en su página web www.arteenruinas.com , en una de sus muchas apariciones en medios de comunicación, redes sociales y ahora también en una publicación física a modo de guía.
Iberdoex ha tenido la suerte de poder entrevistarlo y este ha sido el resultado, una lectura totalmente recomendable para los amantes de la cultura extremeña y ¿por qué no? para los aventureros:
Pregunta: ¿De dónde eres, dónde vives, edad y cuál es tu formación?
José Luis Díaz: Soy extremeño, nacido en Almendralejo en 1984 (tengo 35 años). Soy licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca y tengo formación sobre Gestión del Patrimonio y Espacios Culturales.
P: ¿Puedes desarrollar tu carrera profesional en nuestra región?
J: Tras finalizar mis estudios universitarios tuve que trabajar en distintos lugares fuera de Extremadura, en trabajos que nada tenían que ver con mi formación.
En 2014 emigré a Londres donde trabajé durante un año. En 2015 decidí volver a España, pero no fue hasta el año 2016 cuando comencé a trabajar en Extremadura con un proyecto profesional relacionado con las industrias creativas y culturales. Creé junto a mis dos compañeros Marta Lozano y Andrea Vincenti, Wazo, una cooperativa sin ánimo de lucro donde intentamos empoderar a las personas del medio rural para generar impacto positivo en las comunidades locales. Así que llevo 4 años luchando por la cultura y la mejora a nivel social en nuestra región.
P: ¿Cuándo empezaste tu proyecto de arte en ruinas? ¿ Cuál fue tu motivación?
J: Comencé a interesarme por el patrimonio en riesgo en mis años de universidad, pero no fue hasta mi etapa en el Reino Unido cuando empecé a ser consciente de que el patrimonio olvidado podía ser también un valor y un motor de cambio en mi región. Al volver de Inglaterra comencé a profundizar en el patrimonio extremeño y a viajar sin descanso tomando apuntes y haciendo fotografías.
Me motivaba sobre todo la idea de que muchas cosas a nivel social podían cambiar mientras se visibilizaba y se protegía el patrimonio, algo de lo que a día de hoy estoy totalmente convencido.
P: ¿Crees que tu trabajo ha podido tener un impacto positivo sobre la conservación o al menos tener en cuenta estos sitios en cierto modo “olvidados” ?
J: Creo que mi trabajo ha sido cimentado sobre pequeños pasos y en los primeros años no pensé que Arte en Ruinas estuviese consiguiendo cambiar demasiadas cosas. Pero en 2018 empecé a ver como la comunidad crecía, como el trabajo en redes sociales empezaba a dar frutos y que lugares que habían estado en el olvido durante muchos años comenzaban a ser más visitados. Las personas de la comunidad me envían muchos mensajes de apoyo y cada vez recibo más feedback al respecto.
En 2020 ha cambiado positivamente la situación de varios edificios que estaban totalmente condenados a la desaparición. No sé si mi trabajo y el de el resto de personas que luchamos por el patrimonio han tenido algo que ver, pero el simple hecho de que se tomen medidas es ya maravilloso.
P: ¿Te gustaría que estos sitios fueran restaurados por completo o preferirías que fueran cuidados para que se sigan conservando al menos en su estado actual?
J: Esa es una pregunta muy recurrente, pero que tiene una difícil respuesta. Cada edificio del que hablo en Arte en Ruinas tiene una situación y un estado de ruina muy distinto.
Personalmente, la consolidación siempre me parece el paso más lógico. Hacer que el estado de ruina no avance más para que los edificios sean visitables con seguridad. Pero también hay casos maravillosos de restauración y rehabilitación más completos donde estos edificios tienen la oportunidad de tener una segunda vida, teniendo un uso y una utilidad para las personas que los rodean.
P: ¿Existe un registro oficial de estos lugares, o el hecho de que muchos sean de propiedad privada los aboga al olvido?
J: Es difícil catalogar por completo el patrimonio en ruinas, pero hay muchos registros bastante avanzados, como la Lista Roja del patrimonio de Hispania Nostra. El hecho de que sean de propiedad privada a veces complica mucho la situación del patrimonio, pero también se pueden encontrar soluciones viables. Tenemos el magnífico ejemplo del Convento de San Antonio de Padua de Garrovillas de Alconetar, que a pesar de haber estado durante mucho tiempo en manos privadas y condenado al olvido, en el último año se ha conseguido que pase a manos de la administración pública extremeña y haya un proyecto de recuperación en marcha.
P: Tu trabajo puede tener un impacto muy positivo, no sólo en el reconocimiento del patrimonio de Extremadura y su conservación, si no como motor que potencie un turismo de calidad e ingresos económicos para ciertas zonas rurales de nuestra comunidad, que a su vez ayude a la conservación del patrimonio, en un ciclo muy beneficioso. ¿ Crees que falta un poco de impulso por parte de las administraciones públicas para promover esta actividad turística?
J: Creo que siempre se puede hacer un poco más. En Extremadura se está potenciando el turismo de una manera más consciente en los últimos años, pero el patrimonio olvidado siempre suele quedar fuera de esa promoción y esos circuitos turísticos. También creo que las personas que vivimos en Extremadura, empezamos a tomar conciencia de la riqueza patrimonial y natural que tenemos en nuestro entorno y de que el patrimonio olvidado puede ser un motor de cambio impresionante para algunas zonas y algunas poblaciones.
En estos años también me he dado cuenta de que las comunidades que viven en torno a este tipo de patrimonio puede ejercer una presión muy positiva para que la administración pública tome cartas en el asunto. Siempre me gusta hablar de la Asociación “Talaván Historia Viva”, un grupo de personas que valora la importancia de su historia y su patrimonio y que ha conseguido poner en el mapa la olvidada Ermita del Santo Cristo de Talaván.
P: Has editado un libro, que puede ser una gran ayuda a esas personas que en este verano extraño busca alternativas turísticas más seguras y al aire libre, ¿ Podrías hablarnos de él? ¿Dónde pueden encontrarlo?
J: El libro ha sido una de esas experiencias que te cambian la vida. Nunca había pensado que escribir un libro sería factible para mi, pero la gente me hablaba constantemente de esa posibilidad.
Tras investigar posibles fórmulas, me interesé por el Crowdfunding y me lancé. Para mi sorpresa la comunidad respondió de manera increíble y gracias a más de 170 mecenas, pude publicar el libro.
Este verano muchas personas me han enviado fotografías y videos de sus viajes por Extremadura con el libro “Arte en Ruinas. Guía del patrimonio olvidado de Extremadura” como referencia y eso es realmente emocionante. Además el aislamiento geográfico de la mayoría de estos monumentos los convierten en el lugar idóneo para unas escapadas seguras. El turismo que ofrece Extremadura es único y la gente está comenzando a ser consciente de que el mundo rural tiene un valor incalculable.
Actualmente el libro se puede conseguir a través de Wazo Books (https://www.wazogate.com/producto/arte-en-ruinas-guia-del-patrimonio-olvidado-de-extremadura/) , donde todavía quedan algunas copias
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